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jueves, 4 de junio de 2015

Social - Arte Callejero

ARTE Y MALABARISMO CALLEJERO

 POR: SONIA MARISOL APAZA MAMANI


Hoy 07:15 a.m. un lunes normal tratando de llegar al trabajo  voy caminando al encuentro de un motorizado hacia villa Adela  de la calle dos de la zona 12 de octubre de la ciudad de El Alto,  y  tal parece no existir señal de encontrar uno.

Espero pacientemente mientras tanto  sorprendida veo que jóvenes turistas hacen distintos malabares y piruetas para entretener e los pasajeros que están dentro de los vehículos.  Tienen sólo unos segundos para demostrar su destreza con fuego, mazas o cuchillos, aprovechando la luz roja de los semáforos. En ese momento sus piruetas se apoderan de las esquinas y, si reciben algunas monedas de los conductores
Ya son las 07:51, me quede viendo,  no me fijé que la hora había avanzado y llegaría muy atrasada a la oficina, y aun no encontraba un motorizado. Así que me quede resignada. Y aproveche para acercarme  a los jóvenes a hacerles una entrevista. 

Raúl Seemann un joven de Chile, él y sus amigos llegan a Bolivia por lo general los primeros tres meses de todos los años para convertirse en parte del paisaje urbano. El utiliza los cuchillos no para cocinar y menos para cortar algo al contrario los tira al aire y los agarra cuando estos caen

Cerca a las 10:00 ya están algo casados se reúnen y juegan cartas,  Nicole Palacios de 19 años, acaba de llegar a Bolivia y conoció el salar de Uyuni, el cual le pareció mágico. Para ella no es difícil viajar de esta forma, lo único que necesitan las personas es animarse a trabajar. Ella comenta que son molestos para algunos conductores, entretenidos para otros e incluso invisibles ante el caos del tráfico y la premura por llegar a destino.

Es hora de volver al ruedo dicen, 10:45 regresan a la esquinas, “Para mí es el mejor oficio de la vida porque une el trabajo con el viaje. ¡Qué más puedes pedir!”, exclama Nicole .

Dennis Roeder, es un brasileño hijo de alemanes. Tiene un traje de payaso, hace malabares y música. Para él, las personas que critican su manera de viajar están muy condicionadas a tener una forma de vida y cuando alguien rompe con sus parámetros establecidos, no son capaces de comprenderla y aceptarla. Su objetivo principal es ganar dinero para seguir viajando por los principales atractivos de Bolivia, como el salar de Uyuni, Sorata, Potosí, entre otros. Luego se traslada a países vecinos, y desde allí hacia donde el destino los lleve. Eso sí, gastando muy poco dinero.

Cuando ya son 12:10 Preparan sus  alimentos como pan, atún, palta a otros que les fue bien prefieren ir a comer en los mercados populares. Para lograr su objetivo la mayoría hace más de una cosa: malabarismo, dibujo, pintura y artesanía.

DE 80 A 150 POR DIA.

Al ritmo de las luces de los semáforos a las 13:00, piden la colaboración de los conductores y, dependiendo de cuántas horas le dediquen, pueden ganar entre 80 y 150 bolivianos al día.

Las personas que frecuentemente más dinero les dan son las que están con niños en el vehículo o con la familia. No obstante, nunca se sabe  quién dará una moneda. Ellos lo llaman “aporte voluntario”  es por lo general de uno a cinco bolivianos por motorizado y se gana más durante los fines de semana.
Quienes llevan años haciendo arte callejero para poder viajar, regresan a sus países de origen por algunos meses, pero la aventura de conocer nuevos lugares puede más que ellos y cuando se dan cuenta están en el camino nuevamente. Se han convertido en ciudadanos del mundo.

Ya son 14:25 en ese grupo existe una pareja de novios Matías Pérez de 32 años y Stephany Lafuente de 21 años, es boliviana, Según ella, vivir viajando es una forma de crecer. Ellas viajan juntas. Una toca la conga y ella hace malabarismo al ritmo del instrumento.

Para ella, la práctica de los malabares o hacer artesanía se aprende de los mismos viajeros. Esta joven ha viajado por diferentes países y recuerda que el lugar de Bolivia en el que más ganó dinero fue en Tarija. “El movimiento en La Paz no es tan intenso”, dice.

“Hay meses en los que no tienes nada de dinero, pero la gente siempre ayuda para pasar el día. En Bolivia me parece que cada quien tiene su negocio y gana su propio dinero, eso hace que uno gane más”, comenta Matías.

Artistas de la calle
Ya por la tarde a las 16:00 Janes Yoann de origen francés, que tiene 26 años y que en su país es artista callejero. Decidió aprender a hablar español, pero no en una academia sino visitando Sudamérica. Inició su viaje pasando por varios países, pero le falta conocer toda Bolivia, Brasil y Colombia.

A diferencia de lo que hacía en Ecuador o Perú, Yoann hace malabares  sólo por gusto, no para ganar dinero porque considera que aquí no se puede ganar mucho.

“Viajar así es mejor, que tener un trabajo estructurado en donde no te dan permiso ni cuando te enfermas o tienes problemas”, dice mientras hace una simba de macramé para el cabello.

“Lo mejor de viajar así es que trabajas bajo tus términos, y tus tiempos, la gente que conoces y las experiencias que vives no se consiguen en un viaje programado”, asegura.

Al final de la tarde ellos recogen sus cosas o implementos de trabajo se van al centro de la San Francisco a hacer el arte callejero.

Fue una interesante tarde con los “mochileros” llamados así también. Estos seis jóvenes viven la vida de acuerdo a sus sueños de viajes y aventuras la frase que más me llamo la atención fue  “…si yo estaría al pendiente de todos los problemas que te da la vida yo estaría todo los días llorando y me moriría de tristeza…”



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